Por Paloma Díaz Abásolo (Revista del Campo)
Las decisiones del nuevo Gobierno frente a los acuerdos comerciales, las propuestas que se incluyan en el texto de una nueva Constitución, la sequía y los efectos de la pandemia sobre el transporte marítimo son los temas que moverán al sector este año, ante una temporada en la que el tipo de cambio favorecería los resultados de los productores.
Aunque se espera que, en general, la temporada en curso sea positiva para el sector agrícola, economistas y gremios coinciden en que el concepto que mejor definirá al año que recién comienza es la incertidumbre.
Las nuevas variantes del covid y su impacto a nivel global, especialmente en el transporte marítimo y la logística asociada al comercio internacional; la tendencia alcista del dólar y los efectos que tendrá la inflación para el sector a mediano plazo son interrogantes que aún no se despejan y abren preguntas para la temporada 2022-2023, en medio de un escenario local marcado por definiciones políticas y legislativas y una pandemia que, con la variante Ómicron, no da tregua.
''Sumando y restando, creo que esta será una buena temporada para los agricultores, pero mi consejo sería que no cambien la camioneta. Es un momento para ser cautos con las inversiones y decisiones, y de usar la bonanza que muchos han tenido para fortalecer sus balances y la posición de liquidez, de reducir los gastos de inversión de capital todo lo que se pueda y mantenerse blindados en términos de caja, de liquidez'', asegura el economista Jorge Quiroz, fundador y socio principal de Quiroz y Asociados.
También se trata de un año que mantiene al agro expectante ante las definiciones que tomará el nuevo Gobierno y las propuestas que emanarán de la Convención Constitucional, sobre todo en materia de nuevos acuerdos comerciales, agua y medio ambiente.
''Existe interés en conocer el estado de la discusión por parte de los inversionistas extranjeros y una cierta dosis de expectación sobre qué va a resultar, pero en general tienen bastante confianza en Chile, en sus instituciones y en la posibilidad de que las medidas y regulaciones que se adopten sean razonables, particularmente en el agro'', dice Alberto Cardemil, abogado especialista en recursos naturales y medio ambiente, socio del estudio Carey y Cía.
A mediano plazo, temas como el desarrollo y uso de nuevas tecnologías, asociado a la necesidad de mejorar la conectividad digital en las zonas rurales, junto con una mayor incorporación de los pequeños agricultores a la comercialización directa de sus productos, también generan interés.
''Un gran desafío es hacer un plan integral para la pequeña agricultura, porque hay maneras de mejorar la comercialización de sus productos que no hemos usado y permitirían mejorar su rentabilidad'', plantea Gustavo Rojas, consultor y profesor de la Facultad de Agronomía de la Universidad Católica.
Dólar firme
Entre el 30 de diciembre de 2020 y la misma fecha del año pasado, el dólar observado tuvo un alza de 139,01 pesos, pasando de $711,24 a $850,25 de acuerdo con los datos del Banco Central. Y eso incluye la baja que tuvo en la última semana de 2021, de cerca de $15.
Y, pese a que el aumento del tipo de cambio se da en un contexto de alzas de precios para diferentes insumos agrícolas, como los fertilizantes, petróleo, embalajes y mano de obra, entre otros, los especialistas estiman que en el balance final los resultados serán positivos para los productores, por lo que 2022 sería un buen año.
''El dólar es un elemento clave para la agricultura, por lo que tengo la impresión de que la rentabilidad del agricultor chileno va a ser buena, tal vez mejor que en 2021, aunque es importante que los productores tengan claridad respecto de su rentabilidad y que sepan calcular sus costos y beneficios'', señala Gustavo Rojas.
Los exportadores de frutas, sin embargo, consideran que lo ideal sería un dólar intermedio, ya que el nivel actual ?sobre $800? eleva los costos de los envíos y de producción, y estaría ajustando los resultados para varias especies.
''A pesar del alto valor de la moneda estadounidense, la factibilidad económica de algunas especies, como manzanas, uvas de mesa, carozos y arándanos se han visto fuertemente afectadas'', asegura Ronald Bown.
Precios al alza
El índice de precios de los alimentos de la FAO ?que mide la variación mensual de los precios internacionales de cinco grupos de productos básicos, como cereales, aceites vegetales, lácteos, carnes y azúcar? tuvo una cuarta alza mensual consecutiva durante noviembre, reflejando un incremento de 1,2% respecto del mes anterior y de 27,3% en relación a noviembre de 2020.
El indicador marcó su mayor nivel desde junio de 2011, impulsado principalmente por los cereales y los productos lácteos, en una tendencia que podría mantenerse este año, debido al interés de los países por mantener inventarios más altos de ciertos productos ante la continuidad de la pandemia, entre otros factores.
''Cuando hay problemas de logística, aumenta la decisión de tener inventarios y por eso los precios suben de modo estructural. Ocurre con los fertilizantes y los cultivos tradicionales, por eso tenemos alzas sostenidas en el trigo'', dice Jorge Quiroz, y plantea que recién hacia 2023 estarán más claros los resultados reales para los productores.
En ese sentido, desde la Sociedad de Fomento Agrícola (Sofo) de Temuco advierten que para la campaña 2022-2023 podrían presentarse algunas dificultades para los agricultores, especialmente de cultivos anuales, por el lado del financiamiento.
''Los agricultores que están en los cultivos tienen interesantes expectativas ante un mercado que podría estar ávido por la producción, pero hay una mezcla de factores que puede hacer que las cosas no sean tan buenas como parecen? Si los insumos suben al doble hay que ser capaz de endeudarse al doble y hoy los bancos están con las tasas al alza, por lo que hay un riesgo mayor'', plantea Andreas Kobrich, secretario general de la Sofo.
Fletes complicados
No solo el aumento de los costos de los fletes marítimos ha marcado la temporada frutícola en curso y seguirá siendo un punto relevante este año, sino que también la escasez de contenedores y de barcos, junto con las dificultades para el ingreso a los principales puertos internacionales, que ralentizan la logística de abastecimiento de alimentos e insumos.
Si durante el primer trimestre del año pasado se esperaba que para el cierre de 2021 la situación estuviera normalizada, las nuevas olas de contagios de covid ?especialmente con la nueva variante Ómicron, han mantenido al transporte alterado y actualmente el panorama es incierto, siendo el punto más crítico que marcará este año.
''Esperamos que se solucione a la brevedad, pero todo dependerá de la situación sanitaria nacional e internacional, y es muy difícil pronosticar si esto ocurrirá en 2022'', dice Ronald Bown.
Operadores navieros sostienen que la situación para este año sería similar a al 2021 y no descartan nuevos aumentos de tarifas, a lo que durante estos meses se ha sumado una menor disponibilidad de camiones y de trabajadores, especialmente para retirar contenedores vacíos desde los puertos para volver a cargar frutas, aunque terminales como San Antonio han podido operar con mayor normalidad gracias a la menor frecuencia de marejadas.
Cambios legislativos
A mediados de diciembre se aprobó la prórroga por un año de la Ley de fomento al riego, dejando en stand by la discusión del proyecto de ley presentado por el Gobierno en marzo de 2021, por lo que este año se deberá retomar la discusión sobre su continuidad y eventuales cambios.
También debería avanzar la tramitación de la reforma al Código de Aguas, dependiendo de la urgencia que le asigne el nuevo Gobierno, y que podría discutirse en paralelo con lo que ocurra en la Convención Constitucional.
''En general, la reforma legal al Código de Aguas dota de bastante protección a los derechos en uso, sin perjuicio de las atribuciones que pueda ejercer la Dirección General de Aguas (DGA), por lo que hay una cierta tranquilidad de que las condiciones van a permanecer más o menos parecidas, con cautela de lo que ocurra con una nueva Constitución'', afirma Alberto Cardemil.
Otro punto relevante para el sector será conocer el detalle de la propuesta de reforma tributaria del Gobierno de Gabriel Boric, que podría implicar la mitigación o el término de exenciones que impactan directa o indirectamente al sector agrícola.
''Yo diría que es un año que va a estar marcado por definiciones de cómo la agricultura absorbe todos los cambios que han venido ocurriendo y cómo queda parada después de la revisión regulatoria que va a venir. Creo que va a ser un año de definiciones importantes'', plantea Alberto Cardemil.
Acuerdos pendientes
La firma del protocolo que permitirá el acceso de 14 nuevas frutas congeladas al mercado chino, sellada a fines del año pasado, era un avance muy esperado en el sector, ya que incluirá a especies como los arándanos, frutillas y frambuesas, que lideran la producción de fruta congelada chilena.
Y para este año las expectativas son altas, especialmente en torno a la decisión que se tome respecto de la firma del TPP11 y de la modernización del Acuerdo de Asociación entre Chile y la UE, que cerró las negociaciones técnicas en noviembre.
''Creemos firmemente que es necesario profundizar la inserción internacional de Chile, a través de mejorar el acceso a determinados mercados, junto con avanzar en la apertura sanitaria de productos, con la finalidad de una mayor diversificación de nuestro sector'', afirma Ronald Bown.
Desde la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales (Subrei) explican que el texto de la modernización del acuerdo con la UE, que por ahora tiene un carácter reservado, está en una etapa de revisión legal por ambas partes, antes de fijar una fecha para su firma, tras lo cual deberá aprobarse en el Congreso.
''Es un acuerdo muy relevante para el sector agropecuario en particular, ya que mejora el acceso libre de aranceles para un importante conjunto de productos, entre ellos ciertas carnes, lácteos, aceite de oliva, productos agroindustriales y preparaciones alimenticias'', detalla el director general de la Subrei, Felipe Lopeandía, y añade que también considera nuevos compromisos en el ámbito sanitario y de sustentabilidad en la producción de alimentos.
Este año también se buscará avanzar en la actualización de acuerdos con Corea, India y la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA, por su sigla en inglés), y en nuevas negociaciones con los Emiratos Árabes y Trinidad y Tobago, donde un elemento prioriario es obtener rebajas arancelarias para los productos agropecuarios y forestales.
En el ámbito fitosanitario, en la Subrei detallan que Chile gestiona en paralelo alrededor de cien procesos de autorización con distintos mercados, dentro de los cuales existen 28 en curso, los que deberían avanzar en 2022.