Page 54 - Revista de Citricultura Eureka! Septiembre 2022
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MANUAL TÉCNICO - USO DE MALLAS ANTIPOLINIZACIÓN EN MANDARINAS



           CAPÍTULO I.


           ORIGEN DE LAS SEMILLAS



           La floración en mandarinas ocurre una vez al año en clima mediterráneo, principalmente como respuesta al frío del invierno.
           Las flores se desarrollan en brotes de la temporada anterior y dura, dependiendo de la zona, entre 30 a 60 días. Durante la
           floración ocurre la polinización, proceso en el que el grano de polen es transportado desde las anteras a los estigmas de
           las flores, donde germina, emite el tubo polínico que desciende por el estilo, penetra en el ovario y llega hasta el óvulo
           culminando con la fecundación (Mesejo et al., 2012). Posterior a la fecundación comienza el desarrollo de la semilla.


           La polinización puede efectuarse con el polen de la misma planta o variedad, en este caso es llamado autopolinización, o
           polen procedente de otra planta distinta genéticamente, lo cual equivale a polinización cruzada (Bono et al., 2000).


           La mayoría de las especies cultivadas de cítricos son autoincompatibles, lo que significa que su propio polen no es capaz
           de fecundar, y además partenocárpicas, lo que quiere decir que, en ausencia de polinización cruzada, producen frutos sin
           semillas (Vardi, 2008). Este es el caso de las principales variedades de mandarinas que se cultivan en Chile, como Clemenules,
           Clemenluz, Orogrande, Oronules y W. Murcott.


           Sin embargo, es frecuente encontrar en huertos de mandarinas o clementinas frutos con abundante presencia de semillas.
           Esto debido a que, al plantar huertos con distintas variedades o especies de mandarinos, o al haber plantaciones de otras
           especies o variedades de cítricos (mandarinas e híbridos, naranjas de jugo, limoneros, pomelos, etc) dentro de un radio de al
           menos 5 kilómetros, son susceptibles de tener polinización cruzada entre ellas y por lo tanto producir semillas en los frutos,
           ya que el polen entre especies de cítricos es compatible.


           Es importante señalar que sólo habrá producción de semillas si la polinización y fecundación son exitosas. En los
           cítricos la polinización es de tipo entomófila, lo que quiere decir que se requiere de abejas para que ocurra. Esto se da
           principalmente debido a que el polen de los cítricos es pesado, viscoso y adherente, por lo que sin la ayuda de insectos esta
           no se llevaría a cabo (Mesejo et al., 2012). Las abejas melíferas representan el 95.4% del total de insectos que visitan las flores
           en los cítricos (Pons et al., 1995).  


           La polinización y consiguiente fecundación pueden verse afectadas por factores ambientales, hormonales y nutricionales.
           Dentro de los factores ambientales, la temperatura y la humedad relativa son los más importantes (Fasiolo y Rey, 2013). Por
           lo tanto, se debe tener presente que el número de semillas formadas en los frutos de los cultivares de mandarinas
           Clemenules y W. Murcott varía según las diferentes especies de cítricos que las polinizan, de la zona donde se cultivan y
           de la temporada.


           Hoy en día las mandarinas se han convertido en una de las frutas más atractivas de consumir por su alto valor nutricional,
           sabor, tamaño y facilidad de pelado. Sin embargo, los consumidores buscan entre los atributos de calidad que los frutos
           no tengan semillas. Al no tener semillas, las mandarinas pueden ingresar a mercados más exigentes generando mayores
           ingresos a los productores. De lo contrario, pueden ser castigadas en su precio de venta o simplemente no ser exportadas.







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