Destaca por su aporte de vitamina C y su escaso valor calórico.
Es el tiempo de pomelo, un árbol que florece durante la primavera y cuyos frutos maduran entre los meses de otoño e invierno, según las variedades. Por tanto, la mejor época para consumirlo es en octubre y marzo.
Muchos atribuyen el origen de esta fruta a Asia, pero en realidad no se conoce con exactitud su procedencia, destacan desde la Fundación Española de la Nutrición (FEN). Se produce en todos los climas tropicales y subtropicales del mundo. De ahí, la existencia de muchas variedades, cuyos nombres dependen del lugar de procedencia, tamaño y color.
Se agrupan en dos grandes familias: blancas o comunes, con pulpa de color amarillo. Y pigmentadas, con la pulpa de color rosa o rojo, gracias a su alto contenido en licopeno.
Agua y vitamina C
El agua es el principal componente de este cítrico. Eso hace que contenga un escaso valor calórico, a expensas básicamente de los hidratos de carbono, sigue la FEN. La cantidad de fibra no es representativa y ésta se encuentra sobre todo en la parte blanca entre la pulpa y la corteza, por lo que su consumo favorece el tránsito intestinal.
En cuanto a las vitaminas, destaca por su riqueza en vitamina C. Tanto es así que el aporte en vitamina C de un pomelo, supera en 30 mg la ingesta diaria recomendada para este nutriente). Cabe recordar que a vitamina C interviene en la formación de colágeno, huesos y dientes, glóbulos rojos y favorece la absorción del hierro de los alimentos y la resistencia a las infecciones.
En menor medida, los nutricionistas también ponen en valor el ácido fólico.
Pomelo en ayunas
Un informe científico de la Universidad Hebrea de Jerusalén (Israel) y el Hospital General de Massachusetts (EE.UU) explica que un antioxidante relacionado con el sabor amargo del pomelo consigue aumentar la sensibilidad a la insulina, según informa Efe.
La sustancia denominada naringenina y también presente en otros cítricos, es capaz de activar una serie de proteínas que ayudan al hígado a descomponer los ácidos grasos mejorando la situación de los pacientes con diabetes, según el trabajo publicado en la revista científica PLoS ONE.
Según Yaakov Nahmias, autor del estudio realizado en animales, con la presencia de la esta sustancia en el organismo el hígado se comporta de modo similar a cuando se ayuna, acabando con los ácidos grasos en lugar de con los carbohidratos, sin producirse “apenas efectos secundarios”.
De acuerdo con sus resultados, tomar un vaso al día de zumo de pomelo (237 mililitros) permite a los pacientes reducir la dosis de rapamicina, utilizada también en los receptores de trasplantes, y obtener los mismos beneficios.
La situación cambia si la persona toma alguna medicación. Los expertos consultados por Efe coinciden en que, en ese caso, es habrá que consultar con un médico, para controlar su consumo.
Fuente: Mundodeportivo.com